El empoderamiento es un concepto de gestión empresarial que significa el acto de delegar poder y responsabilidad a los empleados en lugar de centrarlos en la figura del jefe. Se traduce al portugués del neologismo "empoderamiento".
¿Cómo funciona el empoderamiento?
La característica principal del empoderamiento es dar al trabajador una participación más activa en el proceso de toma de decisiones y en la gestión de la empresa. Por lo tanto, el empoderamiento es una forma de descentralización del poder dentro de la organización.
Este concepto es una característica de los modelos de gestión participativa, en contraposición al clásico formato jerárquico de arriba hacia abajo. Reconoce la capacidad de reflexión y acción del empleado, teniendo en cuenta los objetivos de la empresa en su conjunto, en lugar de reducirlo a un simple ejecutor de órdenes.
El empoderamiento garantiza la autonomía de los empleados, un espacio para cuestionar métodos y procedimientos y una voz en la definición de trayectorias profesionales. Por otro lado, también aumenta tus responsabilidades.
¿Cómo aplicar la responsabilidad?
Para que los empleados adopten una actitud proactiva, no basta con comunicar que tienen autonomía: es necesario crear un ambiente de confianza. Si la empresa tiene una cultura de castigar los errores en lugar de centrarse en la corrección, los trabajadores pueden sentirse inhibidos de asumir responsabilidades en el futuro.
Para que la gestión participativa sea exitosa, otro factor esencial es la correcta circulación de la información dentro de la empresa. Es el acceso a información clara y objetiva que permite a los empleados tomar las decisiones correctas en su campo de actividad.
Ventajas del empoderamiento
- Mayor motivación de los empleados, que se sienten más apreciados
- Fomentar el surgimiento de nuevos líderes.
- Más agilidad, flexibilidad y eficiencia en los procesos de toma de decisiones
dificultad de aplicación
La principal desventaja del empoderamiento es que se necesita tiempo y paciencia para implementarlo. Es por esto que muchas empresas acaban desistiendo de este cambio de rumbo antes de llegar a las recompensas.
Adoptar el empoderamiento también puede generar costos adicionales para la organización, ya que requiere una mayor inversión en capacitación y gratificación de los trabajadores.
Si la delegación de poderes no va acompañada de un aumento salarial, puede tener el efecto contrario al que esperan los empleados. En lugar de sentirse motivados por el voto de confianza, pueden percibir el aumento de la rendición de cuentas como una combinación de funciones.
Aunque varios estudios ya han demostrado los beneficios de potenciar los resultados empresariales frente a los modelos jerárquicos y enyesados. Muchas empresas aún luchan por adoptar este tipo de gestión. Una de las principales razones citadas por los expertos es el temor de los ejecutivos y gerentes a perder poder y autoridad debido a la descentralización.
Historia de actualización
A principios del siglo XX se instauró el llamado modelo de gestión científica, también conocido como taylorismo, cuyo padre fue el ingeniero estadounidense Frederick Taylor.
El taylorismo enfatizaba la división del trabajo. En este modelo, correspondía únicamente al trabajador realizar sistemáticamente la función que se le encomendaba. Así que no había lugar para la reflexión; el trabajador se ha convertido prácticamente en un engranaje de la cadena de suministro.
El cuestionamiento de la alienación de los trabajadores comenzó a principios del siglo XX, pero es a partir de la década de 1970 que el término "empoderamiento" gana popularidad. Su origen hace referencia al campo de las ciencias sociales y está ligado al auge de los movimientos sociales. Como el movimiento negro y el movimiento feminista, que exigían un aumento del poder y participación política de los grupos que representaban.
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