¿Qué es la competencia perfecta?
En microeconomía, la competencia perfecta es una situación de mercado en la que muchos vendedores y muchos compradores. Este escenario favorecería un equilibrio natural de precios a través de la relación entre oferta y demanda.
También llamada competencia pura, la competencia perfecta es un concepto teórico que no se aplica en el mundo real.. Según la teoría, las empresas de este mercado estarían en fuerte competencia y solo podrían adoptar el precio que allí existe.
En esta competencia de mercado, este mismo precio generaría ingresos para la empresa solo para cubrir sus costos económicos, llamado costo de oportunidad.
Asimismo, sólo existiría el llamado "beneficio normal" para las empresas. El mercado competitivo puro evita así lo que se denomina beneficio incremental o beneficio extraordinario, que es la diferencia entre ingresos y costes..
Lo contrario a este escenario sería el mercado monopólico, con un solo vendedor (proveedor) del bien o servicio. Cuando esto sucede, el monopolista logra administrar los precios y maximizar las ganancias en la dirección de ganancias adicionales.
Funciones perfectas de la competencia
Las principales características de un mercado perfectamente competitivo serían las siguientes:
- Hay muchas empresas y ninguna ejerce poder en su propio sector de actividad;
- El producto o servicio que se ofrece en este mercado es homogéneo;
- Los compradores son numerosos y todos tienen información completa sobre la propiedad y su precio;
- Hay un equilibrio de poder, lo que significa que ningún vendedor o comprador afecta el precio;
- Las empresas entran y salen libremente de este mercado;
- Perfecta situación de competencia también en el mercado de factores - mano de obra y proveedores.
Además de la gran cantidad de vendedores y compradores que interactúan en este mercado, es importante señalar que el producto que se ofrece es convencional.
Esto significaría que las empresas no podrían diferenciar entre los productos y servicios que venden. Por eso ya no atraen clientes de otras empresas.
No podría haber diferenciación en términos de calidad, embalaje o servicios asociados, como el servicio postventa. Esto significa que el consumidor siempre encontraría opciones similares para reemplazar su compra.
En una situación de competencia perfecta, el número de vendedores y consumidores debe ser lo suficientemente grande como para no permitir jugador solo el mercado podría afectar su equilibrio.
Por lo tanto, si un vendedor baja o sube deliberadamente su precio, este movimiento no influiría en la dinámica del mercado. La bajada del precio a valores inferiores a los practicados acabaría en las existencias del vendedor, mientras que la subida haría migrar inmediatamente al consumidor a otras marcas.
El mercado también debe ser permeable, es decir totalmente abierta a la entrada de nuevos competidores. Por último, debe comprobar la libre flujo de información, incluyendo beneficios y precios. En este sistema, el hecho de que una empresa obtenga beneficios muy altos atraería rápidamente nuevos competidores al mercado, obligando a esa empresa a reducir sus beneficios.
ejemplo de competencia perfecta
Si existiera un mercado perfectamente competitivo, cada empresa sólo podría adoptar precios de mercado y ajustarlos a su propio costo económico.
Usando la teoría de la oferta y la demanda, consideremos un ejemplo en el que los consumidores compran más y más productos a medida que se vuelven más baratos. Durante este período, las empresas pueden vender más del mismo producto a un precio que cubra el costo adicional de venta, llamado costo marginal.
Por parte de las empresas, el precio de mercado deberá aumentar a medida que aumente la demanda, teniendo en cuenta su coste marginal y la posible maximización de sus beneficios. Como resultado, las empresas se están adaptando al aumento de la demanda.
Considerando estos dos lados, el resultado es un equilibrio que revela el precio ejercido en el mercado, como en el ejemplo de la siguiente imagen:
Tipos de competencia y estructuras de mercado.
Las estructuras de mercado surgen de diversos grados de competencia, resultantes de la interacción entre vendedores y compradores.
Como hemos visto, la competencia perfecta no existe en el mundo real. Lo más común es que exista competencia imperfecta o incluso monopolio, con un solo vendedor.
El monopolio corresponde a una situación en la que sólo existe un vendedor que, por su exclusividad, tiene la potestad de dictar sus precios. En el oligopolio, la estructura del mercado se concentra en unas pocas empresas, con el riesgo de que los vendedores acuerden precios.
También puede haber situaciones en las que el comprador sea soltero (monopsonio) o incluso pocos (oligopsonio). El caso en el que solo hay un comprador y un vendedor se denomina monopolio bilateral.
Otro caso más frecuente es el denominado competencia monopolística, estructura intermedia entre la pura competencia y el monopolio. Se caracteriza por un número relativamente grande de vendedores, pero que venden productos diferenciados.
Cada uno tiene un nicho particular, con cierto margen de maniobra en lo que respecta a los precios. Sin embargo, este margen no es infinito, ya que el consumidor puede optar por productos sustitutivos.
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