Colaborador es un término utilizado por las empresas, especialmente desde la década de 1990, como sinónimo de empleado o empleada. A diferencia del empleado, que ejerce una función, la palabra colaborador tiene una dimensión más participativa.. Ser colaborador de una empresa, es por tanto ser quien realmente colabora, integrando el equipo y el trabajo.
Los expertos en recursos humanos dicen que un empleado no puede ser simplemente un engranaje detrás del volante. No debe ser alguien que solo se centre en realizar las tareas para las que fue contratado, sin tener una comprensión más amplia de la organización.
Para ser colaborador, el empleado no sólo debe conocer las metas y objetivos de la empresa, sino también contribuir a su consecución. Eso es, en lugar de tener una misión para hacer su trabajo, el empleado debe ayudar a la empresa a lograr su objetivo.
Sin embargo, para que esto suceda, no basta con utilizar el término "empleados" en sustitución de "empleados" o "empleados". Especialmente si la empresa que hace esto mantiene un proceso de gestión autocrático.
Una empresa que quiere tener empleados debe adoptar un política de incentivos. La estrategia motivacional en el ámbito empresarial comienza con la adopción de la gestión participativa, donde los empleados tienen un espacio para expresar sus opiniones y donde existen canales para poner en práctica estas ideas.
Otro punto importante es la adopción de un trayectoria profesionallo que permite a los trabajadores ver que su futuro está directamente ligado al éxito de la empresa para la que trabajan.
Críticas al uso del término "colaborador"
A algunos académicos no les gusta el uso del término "colega" en lugar de palabras como "empleado" o "dependiente". La principal crítica es que el término puede usarse para enmascarar la asimetría en la relación laboral.
Para estas críticas, para que exista una verdadera colaboración, debe existir un equilibrio de fuerzas, lo que no se da en la relación entre empresa y trabajador. Para ellos, el uso del “colaborador” es una forma de enmascarar las tensiones en la relación laboral.
La expresión puede hacer olvidar al trabajador su condición de sumisión, que no deja de existir aun cuando una empresa sea más participativa. En algunos casos, según las revisiones. el término puede ser manipulado por las empresas para negar los derechos laborales.
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