Una inversión se denomina renta variable cuando no es posible predecir con certeza la rentabilidad que tendrá en el momento de la solicitud.
Además, al final, el dinero invertido puede ser menor que el dinero invertido porque este tipo de inversión tiene más riesgos asociados que los valores de renta fija.
Tipos de inversiones de renta variable
En el mercado de valores, las acciones corporativas son las que más dominan. Gracias a ellos es posible adquirir parte del dominio de una empresa, recibiendo a cambio parte de sus beneficios en forma de dividendos.
Además de las acciones, existen otras inversiones con rendimientos variables asociados, como las que involucran divisas, derivados o bienes Por ejemplo.
La renta variable también está presente en las conversiones, como los fondos de renta variable, los fondos de renta variable o los fondos multimercado.
Cómo invertir en renta variable
Este tipo de inversión, principalmente en acciones, es organizada y distribuida por la Bolsa de Valores de San Paolo (Bovespa).
Para invertir es necesario tener una cuenta en una casa de bolsa autorizada por Bovespa y comprar los activos que elija el inversor.
Cabe recordar que la renta variable tiene riesgos asociados, ya que depende de la renta asociada a la inversión. Al comprar acciones en una empresa, la rentabilidad del activo depende de la capacidad de obtener ganancias de esta empresa.
Ventajas y desventajas de la renta variable
Esta inversión puede tener ventajas, sobre todo para los inversores más adaptados al mercado financiero, ya que la rentabilidad, aunque incierta, suele ser muy elevada.
La incertidumbre de esta inversión puede verse como una desventaja grave, adecuada para inversores que toman más riesgos.
Todavía es posible construir una cartera de inversión compuesta por activos de renta variable y activos de renta fija, según el perfil del inversor. Los valores de renta fija en cartera actúan como “cobertura” y diversifican el riesgo.
Puedes leer más sobre qué es una renta fija.
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